Estar hospitalizado durante la pandemia más grande del último siglo le cambia la vida a cualquiera. Y es que verse en la obligación de vivir en un recinto asistencial durante semanas, es una experiencia dificil de olvidar. Allí, el personal de salud se transforma en el principal apoyo de quienes más los necesitan.
Es por eso, que al ser dados de alta, los pacientes han agradecido a los “héroes sin capa” del Hospital de La Serena, con emotivos mensajes plasmados de su propio puño y letra en que agradecen la atención y el amor brindados por parte de los equipos del Servicio de Medicina y la Unidad de Paciente Crítico del establecimiento.
Esilda Cortés ingresó al hospital por una crisis respiratoria y permaneció en el recinto serenense durante 17 días producto del COVID-19, 6 de ellos en la UCI y 3 muy grave, llegando incluso a estar con riesgo vital. Esta vecina de La Serena se contagió del virus junto a los 5 integrantes de su familia, uno de ellos, fue su esposo, quien debió hospitalizarse en el mismo centro de salud, pero afortunadamente, con menor gravedad.
“Las enfermeras de la UCI se comunicaban con las de Medicina y ellas me traían el mensaje: ‘su marido está mejor’ y de vuelta le llevaban mensajes a él sobre cómo iba evolucionando yo. Se dieron ese trabajo y yo lo agradezco en el alma. Por eso, agarré un pedazo de papel higiénico y les escribí mis agradecimientos porque nosotros no fuimos una estadística ni un número más, a nosotros nos trataron como personas. Todo el personal, todos nos dieron un apoyo moral que se valora mucho”, expresó con gran emoción desde su casa, lugar donde se encuentra ya recuperada, al igual que toda su familia.
Mario Páez también debió hospitalizarse a causa del COVID-19. Este hombre cumplió 45 años el mismo día que lo dieron de alta del Hospital de La Serena, tras haber permanecido allí durante 10 días. Según expresa, su recuperación fue el mejor regalo que ha recibido en su vida, luego de haber vivido duros momentos debido a esta compleja enfermedad.
“Fue muy fea mi experiencia con el Coronavirus. Fue fuerte, no un resfrío común y corriente, sino algo que no había sentido nunca, vi al lado mío cómo entubaban a otras personas. Yo llegué al hospital por un resfrío que me ahogaba y mucho dolor en mis pulmones, me agravé, me sacaron una radiografía y tenía neumonía. Cuando me dijeron que tenía que quedarme hospitalizado igual fue una alegría y un alivio porque ahí estaba todo lo que yo necesitaba”, relató.
Desde su hogar, hoy recuerda con gran cariño al equipo que lo atendió en el recinto de salud. “Yo nunca me imaginé que me iban a atender así, fue excelente, estoy muy agradecido del personal, de todos, desde el que hace el aseo hasta la doctora de turno. Fue difícil, tuve miedo, pero ahí salí adelante con todos, realmente se notaba la vocación de ellos”, manifestó este luchador que junto a su familia, dejó palabras de agradecimiento para los trabajadores.
A diferencia de Esilda y Mario, Carlos García presentó algunos síntomas que podrían haberse asociado a Coronavirus, pero luego del examen, le descartaron que fuera COVID-19 positivo. Sin embargo, una afección al pulmón lo obligó a hospitalizarse de urgencia en La Serena. Actualmente, se encuentra dado de alta y recuperándose en su casa.
“Para mí fue una experiencia sorprendente porque nunca me imaginé estar en el hospital. Mi estadía fue demasiado satisfactoria, sobresaliente. Me sorprendieron los médicos, las enfermeras y todos los funcionarios y no sólo fueron así conmigo, sino que con todos los pacientes. Ellos hacen suyos nuestros problemas y yo pude comprobarlo. Yo tenía que dejar plasmado lo que viví allá porque la atención fue muy buena, así que escribir fue mi pequeña forma de agradecer”, comentó este hombre de 66 años.
Myriam Cruz, enfermera supervisora del Servicio de Medicina del Hospital de La Serena, señaló que esta emotiva práctica ha nacido de manera totalmente espontánea entre los pacientes desde que comenzó la pandemia. “Han reconocido que el equipo hace una labor diferenciada y que son humanos, por eso nació la necesidad de patentarlo. Ellos mismos han ido pidiendo papel y lápiz para escribir sus agradecimientos. Esta idea de dejarnos un papelito se ha ido replicando y traspasando entre nuevos pacientes para darnos las gracias y entregarnos sus buenos deseos”.
Myriam expresó que para el personal de salud, es una gran alegría cuando uno de sus pacientes logra recuperarse e irse de alta a su hogar. “Nos sentimos súper contentos. Detrás de cada uno de ellos hay un esfuerzo colectivo, entonces para nosotros es un gran logro y un reconocimiento al trabajo que hacemos todos los días”.
Además, Cruz indicó que actualmente, “los pacientes están en salas cerradas y esto de que sólo nos puedan mirar – entre el escudo, los lentes, la mascarilla y todos los elementos de protección – ellos nos ven a todos del mismo modo y que todos aportamos un granito de arena para recuperarlos. Esta patología nos ha enseñado a reconectarnos de una forma distinta y fortalecer los lazos que teníamos como equipo de salud y poder trasmitirlos también a nuestros pacientes”.